domingo, 23 de marzo de 2014

¿Cuánto?

¿Y me lo preguntan a mí? 

No existe la excelencia, en mi opinión. Menos, cuando se trata de evaluar un proceso que no acaba.

¿Evaluar lo infinito? Posiblemente las aportaciones que se hacen al proceso. 

En está ocasión, y si soy sincera a veces con resignación, me esmeré, porque tenía y porque quería,  en buscar información especializada en un tema del que ya me considero enamorada.
Por alguna razón que desconozco, pero me empeño en conocer, la clase, su forma y su objetivo, me incitaron a involucrarme de manera mucho más activa de lo que lo hacía en la primera ocasión que tomé Español. Identificar las problemáticas que abordan en sus investigaciones mis compañeros, apoyarlos con fuentes que a mi consideración parecieran relevantes e interesantes para apoyar su conocimiento, o simplemente, estimularlos para que hiciéramos una actividad fuera de clase (para conocernos, para hacernos amigos).

El proceso, porque me complació y me llenó, lo califico con un 95. Porque siempre se puede dar más...

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